Una historia increíble (para los que me conocen: literalmente increíble)

Había una vez…

Una niña que le tenía una fobia descomunal a los gatos.

Nivel:

Ser regañada por sus padres por haber roto una copa en un restaurante porque un gato blanco y negro le había pedido comida. Los padres debieron pagar la copa rota. Y la niña se preguntaba por qué la regañaban a ella y no a los del restaurante por tener un gato cerca de la comida, pero luego reflexionaba y pensaba como el principito y lo dejaba pasar.

Ser prácticamente atropellada por un carro porque un gato, también blanco y negro, le olisqueó los dedos de los pies en una tienda de un suburbio de Queens y su mamá la molió a golpes por el susto. El auto frenó justamente a su lado.

Salió con la bandeja de comida del comedor del Pre porque un gato negro le pidió comida.

Frustró los intentos de una gatita tricolor que pretendía subir unas escaleras. La niña le gritó tanto que la gata cayó de espaldas dos escalones más abajo.

Hay más historias, pero sería inútil seguir acumulando tonterías. Y los fóbicos saben que no son tales tonterías. Tener una fobia es lo peor que te puede pasar, porque es “miedo intenso e irracional”, sobre todo irracional. Y las personas “normales” te juzgan e intentan convencerte, olvidando cada vez más lo de irracional. Y las miras e intentas tú no golpearlos hasta hacerlos callar.

Un día la niña creció y se encontró en la cocina de su casa 3 ratas, en 3 momentos diferentes. Una pequeña, una mediana y otra gigante (la que aparece en la foto es la mediana). Con la más grande tuvo una pelea a muerte, o casi a muerte, intentó lanzarle un zapato pero la rata se paró sobre sus patas traseras e hizo ese ruido “ratal”, que no sabría cómo escribirlo, y la niña empezó a llorar del asco.

Automáticamente después de eso la madre de la niña llenó la casa de venenos para ratones y la mascota oficial se comió 3 de esos venenos fatales. Estuvo inyectándose vitamina K por una semana y casi se muere.

La niña, muy a su pesar siguió el consejo del veterinario: “lo único que hará que no entren más ratones a tu casa, para que tu mamá no le ponga más venenos y tu perra no se muera, es tener un gato”.

Con un temblor de piernas inmenso la niña fue a casa de unas personas que le regalaron un gato bastante feíllo. Le pusieron Warfarina (sustancia por la cual la mascota oficial casi muere). En la foto no se ve muy bien, pero no pudieron hacerle más pues al cabo de 25 días de estar en la casa, la perra asesina de la casa de al lado la destripó. La niña fue a hacer el reconocimiento del cuerpo y vio las tripas esparcidas en el patio del vecino, con mucha tristeza.

Hubo una semana de duelo y apareció este gato que ven en la foto (derecha). Estaba gordito y pequeño y lo primero que pensaron fue que había escapado de una casa, estaba limpio y bonito y aun así se lo llevaron.

El gatito se llama Alphonso con PH intercalada como Raphael. Es así de Cheo porque la niña vio una peli en la que se burlaban de los medios de comunicación, la farándula etc. Y el cantante español hacía una parodia de sí mismo y en lugar de su nombre real usaba el de Alphonso. Detalles.

Bueno al llegar a la casa el pequeño felino no le hacía mucho swing a Frida, nombre de la mascota oficial. Pero ya ha pasado más de un mes y Frida y Alphonso hasta duermen juntos.

Increíble, nunca pensé que una fobia se pudiera superar. Nivel: Cargar al gato, acariciarlo, preocuparse por su comida y REZAR PARA QUE LA PERRA ASESINA DE AL LADO NO SE LO COMA.

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Un comentario en “Una historia increíble (para los que me conocen: literalmente increíble)

  1. Increíblemente Bestial, me gustó mucho. Le hablé a la PERRA ASESINA DE AL LADO y me confesó que le tiene FOBIA a los gatos. Te sugiero enviarle primero algunas ratas y luego que vaya el gato. Un Beso Grande. Robert.

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